3 de septiembre de 2015

[MI DIARIO] ¡He donado sangre por primera vez!

¡Buenas tardes a tod@s!

Hoy vengo a contar algo que hice antes de ayer y llevaba llevaba queriendo hacer desde mucho tiempo: ¡donar sangre! 

Siempre que veía una de esas guaguas que se ponen en determinados lugares para animar a la gente a subirse a donar sangre me picaba el gusanillo, pero el tema de las agujas y del posible dolor siempre me echaba atrás y la iniciativa se convertía en un "Bueno, la próxima vez lo hago" mental. Después de muchas próximas veces, ayer me decidí a hacerlo así que antes de que me diera tiempo a pensarlo dos veces (porque si no me rajo, que me conozco) subí por las escaleras y pregunté si llegaba a tiempo para donar. ¡Sin vuelta atrás!

La chica que me atendió primero fue muy maja y me entregó una hoja informativa y un cuestionario para hacer un pequeño historial sobre mí: enfermedades anteriores, alergias, salud sexual, posibles operaciones... Parece mucho pero se rellena en un momento porque solo tienes que tachar las casillas de "sí" o "no" y especificar en alguna respuesta concreta.

Después de completar las preguntas pasé a una pequeña habitación (da mucho de sí la guagua esa, de fuera parece mucho más pequeña) donde una enfermera me preguntó si había dormido bien ese día, si había comido algo fuera de lo normal, etc. A continuación me tomó la tensión y me comprobó el azúcar y la cantidad de hemoglobina. Estas dos últimas pruebas se realiza a través de un solo pinchazo que no duele absolutamente nada y después de comprobar que todo estaba perfecto, pasé a la zona de donación.

Una vez allí me tumbé en una camilla bastante cómoda, me elevaron las piernas y me prepararon para el pinchazo en la vena... ¡¡No duele nada!! Como un pellizquín, sin más. Me dieron una botella de agua (también había zumos, palmeritas y papas fritas) para que fuera bebiendo mientras se llenaba la bolsa, lo cual se me hizo más pesado que tener que esperar en sí, jajaja. 

Una vez terminé, me retiraron la aguja y me hicieron esperar unos minutos más entre que me incorporaba y me levantaba para asegurarse de que no me iba a dar un chungo ahí dentro, previsores como debe ser. Antes de irme me recordaron que debía hidratarme mucho el resto del día y al día siguiente, nada de esfuerzos en veinticuatro horas y evitar las horas de mucho calor. Hasta ahí todo bien.

Pero yo, que de por sí no soy de beber mucha agua y salí de allí como una rosa, ignoré las recomendaciones. Así, con un par de... ¿Y qué pasó? Pues lo que tenía que pasar, después de cargarme de bolsas y subir una pequeña cuesta, al llegar a casa casi me caigo redonda al suelo (con pitidos de oído incluido).

Eso sí, en mi defensa diré que solo me hizo falta ese aviso para captar la indirecta que me mandaban mis glóbulos rojos. ¡Otra cosa no, pero saber, saben comunicarse que da gusto! Alarma en el móvil para recordarme el beber agua (sí, a esos extremos llego, soy un desastre), tranquilidad absoluta y algún que otro dulce para el cuerpo, que no sé si ayuda en algo pero que luego no se diga que hubo escasez de recursos :P.

En definitiva, una experiencia muy grata que ojalá hubiera hecho antes. Un trato fantástico, indoloro por completo y un gesto solidario que se puede hacer en poco tiempo, ¡así que si tu sangre es apta no hay excusas de ningún tipo!



No hay comentarios:

Publicar un comentario