19 de noviembre de 2015

[OPOSICIÓN] La villana de todo opositor: la vecina insistente.

Puedes estar abriendo el buzón mientras esperas a que baje el ascensor. Quizás simplemente estés fuera de tu portal esperando a alguien. O en la cola del supermercado. Total, que estás haciendo tus cosas completamente a tu aire sin hacer daño al mundo cuando aparece ella. Normalmente por la espalda, a traición, para que no tengas tiempo de reaccionar y pensar una vía de escapatoria posible. 

"Quizás no me haya visto" - piensas.

- ¡Hoooola, bonita! ¿Qué tal todo?

"Vale, me ha visto" - vuelves a pensar.

Pones tu mejor sonrisa y le respondes al saludo. Puede que conozcas su nombre o no, la mía es "la señora del bajo" alias "brujilda". Y como ha notado que estás receptiva coge aire y se prepara para lanzar su ataque:

- Yyyy... ¿Qué tal llevas la oposición?
- Bien, estudiando.
- Uy, pero cuánto llevas ya, ¿no?
- Bueno... Hasta que no salgan plazas yo poco puedo hacer.
- ¿Y a ti te compensa tanto esfuerzo? 

Y llegados a este punto, como dudes más de un segundo, te contará la historia del sobrino nieto de la florista que es cuñada de la panadera del barrio vecino. Un tal Miguel que se pasó muchos años estudiando las oposiciones. Pero muchos, muchos. Hasta que un día se cansó de perder el tiempo y se buscó un trabajo de verdad. Y vamos, ahora no es dueño de Mercadona porque no ha querido el muchacho pero hay que ver lo lejos que ha llegado en la vida desde que decidió abandonar la oposición.

Respiras hondo.

- Bueno, esperemos que a mí me vaya mejor en la oposición que a Miguel.
- ¿Es muy difícil lo que estás estudiando?
-  Bueno, al cuerpo de maestros...
- Pero es lo que estudiaste en la universidad, ¿no?
- Sí.
- ¡Ah, bueeeeeno!

Y ese "bueeeeeno" lo dice por no decir "mujer, pues no será tan complicado entonces, digo yo".

- Bueno, mujer... Pues a ver si tienes suerte.
- A mí solo me hace falta una plaza, el resto las pueden repartir.

Y ese amago de simpatía con la simple finalidad de suavizar un poco la situación ella lo interpreta como una súplica al universo y te responde con una expresión de "Una plaza... Pobrecita ilusa...". Pero se le enciende la bombilla y recuerda a la Rosi, la hija de una prima hermana de una amiga suya del pueblo que se presentó por primera vez a unas oposiciones y las sacó. O Anacleta, la sobrina de su cuñada, que la pobre le veían cara de niña y tardó en aprobar pero al final lo consiguió después de 37 - o más- convocatorias. 

Total, que cuando la mujer se cansa de restregarte por la cara todos los casos opositores que conoce, se despide porque tiene que irse. Te dedica una última mirada de compasión y la ves alejarse en el horizonte.

"¿Qué hago?" - te preguntas - "¿La mato o no la mato?"

Pero cómo sabes que el homicidio es un delito, al final te decantas por el no y subes a casa para seguir estudiando. Y después de la amigable charla a cualquiera se le queda el cuerpo para memorizar leyes o teorías que en el fondo ni te van ni te vienen. Pero te sientas en esa silla dispuesta a pasar horas en ella, porque sabes que una de esas plazas va a ser tuya, lleva tu nombre e incluso lo visualizas ya en el BOE escrito. Y cuando llegue ese momento se lo irás a restregar a "la señora del bajo", papel impreso en mano y la mayor de tus sonrisas.

- ¿Veeeeeeeeeees? ¡Sólo me hacía falta una plaza!

Lo malo es que pasarás a formar parte de su historial y cuando pille a un/a opositor/a de nuevo te incluirá junto a Miguel, Rosi y Anacleta: "Ay, pues una vecina del bloque donde vivo se las sacó. La pobre, siempre que le preguntaba estaba estudiando, ¡anda que no le echaba horas la muchacha! Una mala cara que tenía cuando me la encontraba... Y a mí no me gustaba nombrarle mucho la oposición porque bastante tendría ella con lo suyo, la pobre". Lo bueno, es que tu vecina insistente pasará a ser la de otra persona. 

Y eso da un gustaaazo...


"¿Qué llevas CUÁNTO intentándolo? Pues mira que eres tonta es raro porque mi prima se la sacó a la primera. Y no estudió nada, ella fue por probar suerte y mira..."

13 de octubre de 2015

[REFLEXIONES] Para gustos los colores

¡Buenas tardes a todos!

Llevo un tiempo dándole vueltas a un tema que no tengo del todo claro como enfocar y, dado que hace muchos días que no escribo nada, he decidido dejar de retrasarlo en el espacio-tiempo e intentar plasmarlo como pueda.

Basándome en las etiquetas que existen en la sociedad hoy en día, soy una persona de gustos infantiles (que no infantil). Toda la vida me lo han dicho y siempre me he reído de ello pero si lo pienso bien no puedo sino preguntarme: ¿Por qué hay que excusar los gustos de una en algo infantil o adulto? ¿Y por qué dichas categorías tienen que tener una connotación negativa o positiva, respectivamente?

Un ejemplo práctico. Hace un par de días entro a facebook y me encuentro con una chica que ha ido a Disneyland y siento envidia sube una foto con un personaje de Disney bajo el mensaje de "Volviendo a mi infancia". Como si hacer eso en una edad considerada adulta fuera algo criticable y el hecho de que te haga ilusión algo así solo pueda ser aceptado si tienes cinco años.

Y me toca las narices profundamente, ¿porque saben qué?

Tengo 25 años y cuando releo un cómic de Mortadelo y Filemón aún me desternillo de la risa, adoro a mi Mafalda y me encantan las aventuras de Tintín. Y, a mayores, colecciono mangas (cómics japoneses) y veo animes (series animadas) y sí, estoy que me muero de ganas porque se estrene la nueva serie de Digimon que lanzan a finales de noviembre en el país nipón.

Respecto al séptimo arte puedo ver muchísimas películas pero las de animación me encantan. Y sí, cuando se estrena alguna soy la primera en la cola del cine y no conforme con eso, sigo de cerca a Pixar a ver con qué obras piensan deleitarnos próximamente. Y lo vivo tanto que lloré con el corto del volcán. ¡Ale, ya lo he dicho!

Ah, y también colecciono estampas. Y me da igual que sean de animales que de la película Frozen, me entretiene lo más grande. ¿Quizás estaría mejor visto que coleccionara sellos o postales? Puede ser, pero no sería lo que a mí me gusta.

Y lo siento mucho por ti si piensas que niñez y adultez tienen que ir separadas de la mano porque una etapa anula a la otra. Y lamento mucho también que descartes ver una película de animación o leer un cómic porque eso no figura dentro de las cosas que hacen los adultos. Y si lo haces, te excuses diciendo que estás recordando tu infancia, dejando claro que es algo temporal y que realmente no eres así, que tú normalmente ves todos los documentales del National Geographic y lees a Kafka porque es lo que hace la gente adulta -y culta-.

Si eres feliz así me alegro pero te pediría que no mires por encima del hombro a quienes no siguen tu misma línea, porque no son necesariamente inferiores a ti. En lo que a mí respecta...

21 de septiembre de 2015

[OPOSICIÓN] Motivación, ven a mí (I)

¡Buenos días a tod@s!

Mientras dura la preparación de las oposiciones parece que una siempre debe estar con las pilas cargadas pero quien haya pasado por este proceso sabe que eso no es siempre posible lo cual hace que, en ocasiones, surjan momentos de duda o el cansancio haga acto de presencia y de repente la idea de lanzarte por la ventana no te parece tan descabellada... ¡Al menos así sentiría la luz del sol en la piel durante unos instantes!

Como ya he mencionado con anterioridad, el año pasado me presenté a las Oposiciones al cuerpo de maestros de Infantil y, si bien me sirvió para saber que cosas repetir durante el estudio y cuales descartar, también descubrí algunas maneras para que la motivación se dejara de vacaciones y volviera a mí... ¡Y este año pienso aplicarlas de nuevo!

1. Escribir una carta a tu "yo" del futuro. Así, tal cual, cogí un folio y expuse los motivos por los que tenía que aprobar la oposición (trabajo estable, unas condiciones mejores, trabajar en lo que me apasiona...) y una lista que cosas que haría sí o sí cuando lo consiguiera, como por ejemplo viajar a Disneyland que es el sitio al que llevo queriendo ir toooda la vida... Cuando notaba que las fuerzas decaían, leía y recordaba por qué valía la pena lo que estaba haciendo.

2. Viajar al mañana. ¿Saben esos ratitos donde la mente se dispersa y empiezas a pensar en infinidad de cosas menos en lo que estás haciendo? Pues me imaginaba dentro de un aula dando clase y como sería mi rutina una vez lo hubiera conseguido... Volver a la realidad era una putada duro pero después de esa pequeña visión sabía con todas mis fuerzas que quería conseguirlo.

3. El camino es largo, hazlo ameno. La oposición es un proceso que requiere mucha constancia y paciencia pero no siempre la mente está a lo que debería estar y hasta pasar un rato en la misma postura se te hace incómodo. Vamos, esos días en los que piensas: "¡Lo dejo por hoy, por mañana y para siempre! Me voy a tomar un café y adiós a los horribles apuntes.", pero desde que das dos pasos te sientes culpable por no estar estudiando...

Si algo me ha quedado claro durante mi experiencia es que la vida da muchas vueltas y que tus circunstancias de hoy pueden no ser las mismas que las de mañana. Por eso mismo, me lo tomo como un pequeño reto que me recompenso si lo cumplo (ay, que mal ha hecho esta idea para mi "Operación Dieta" :P) y trato de organizarme y planificar mis sesiones para que sean lo más productivas posibles siendo consciente de que no voy a dedicarle siempre la misma atención.

4. Las láminas serán tus mejores amigas. ¿Quién no ha encontrado en internet un mensaje que te llena de energía en plan Mr. Wonderfull? Pues dentro de este ámbito he encontrado a "Quiérete mucho" y "Manifiesto trece", si estás opositando te recomiendo una visita exprés a su contenido, te encantará :). Otra opción es crear tus propias imágenes personalizadas, es rápido de hacer y si la inspiración te acompaña se pueden hacer cosas realmente chulas.


¿Han puesto en práctica alguna de estas técnicas? ¿Cuáles usan ustedes cuando las fuerzas flaquean? :).