¡Hola, personitas!
¿Qué tal ha ido la semana? La mía ha sido muy productiva aunque he descuidado un poco mi propósito de vida saludable. Con la excusa de "Por una vez no pasa nada" ha caído una pizza por aquí, un dulce por allá, alguna que otra siesta... ¡Y no puede ser! No obstante, la semana que viene empezaré de nuevo con las pilas cargadas a tope ;).
Hoy vengo a hablarles de un sitio al que fui a comer hace poco con mi hermana y mi abuelo. Tanto si eres de Gran Canaria como si vienes de visita puedes tener en cuenta la siguiente reseña por si les apetece hacer una pequeña escapada a este lugar.
"Los Paragüitas" está situado en la calle Moral, 13 (Gáldar, 35460). Para más señas, se encuentra haciendo esquina al final del primer desvío de la calle principal.
El restaurante es pequeñito (7-10 mesas aproximadamente) y tiene un ambiente muy acogedor. Lo único malo es que solo cuentan con dos personas para atender por lo que tuvimos que esperar unos cuarenta minutos hasta que nos preguntaron por las bebidas y otra media hora hasta que vinieron a tomarnos nota de la comida. Me dio especial coraje que no tuvieran un control de llegadas porque personas que llegaron después de nosotros habían casi terminando cuando nos trajeron las bebidas, ¡qué injusto! Y respecto al trato, la verdad es que la actitud de los camareros considero que no fue la más adecuada (daba la sensación de que atenderte les suponía un fastidio) pero como el sitio estaba bastante lleno lo justifico en cierta manera por el estrés.
Cuando voy a comer fuera me gusta pedir un poquito de alioli con pan para ir matando el hambre (aunque en esta ocasión nos lo trajeron junto con la comida y apenas pude disfrutarlo...). Estaba muy conseguido, se notaba que era casero y tenía un ligero sabor a mostaza. Muy original, me gustó mucho.
Como éramos tres personas y era un sitio nuevo pedimos raciones para compartir y así tener la posibilidad de probar más platos de la carta. Puedo decir que estaban muy buenos y, sobretodo, la cantidad dio para comer perfectamente.
En la foto de arriba se puede apreciar que hambre, lo que se dice hambre, pues no pasamos. Revuelto de champiñones y gambas (bastante jugoso), pulpo a la gallega (sabroso aunque nada como el auténtico pulpo á feira gallego), tacos de cherne con papas fritas (tenían un puntito salado que oh, la la) y escalope con papas y pimiento rojo (no se quedaba atrás tampoco, bastante bueno).
Y, finalmente, el postre. Entre otras cosas, ofrecían una cierta variedad de tartas y mousses (chocolate, gofio, vainilla...) pero yo me decanté por un flan de huevo (me encanta este postre). Estaba muy compacto y en su punto, ¡puedo asegurar que se trata de un producto 100% casero!. Los demás pidieron únicamente un café que, según me comentaron, era bastante normalito.
¿Y el precio? Pues considero que la calidad-precio está bien pero no para ir a comer diariamente. Pagamos aproximadamente 60 euros aunque terminamos como para salir rodando, eso es cierto. En definitiva, es un sitio que me ha gustado probar pero al que no iría expresamente, ¡y menos si tengo prisa!. No obstante, seguro que algún día repito (a ver si pillo a los camareros más simpáticos... :P).
Y ustedes... ¿Les gusta la comida de este estilo? ¿Prefieren ambientes elegantes o caseros en los sitios dónde van a comer? ¿Consideran que el trato hacia los clientes es importante? :).